La calle es un río limpio de afluentes sucios. Un borracho dibuja meandros de regreso a casa. Una niña lo mira como se mira a Frankenstein. El borracho coge una flor y se la entrega. La niña pulsa los pétalos como si fuese un móvil. Decepcionada, la arroja al suelo. Sí. La calle es un río limpio de afluentes sucios.
Poeta en Nueva York vigués
Me gustaMe gusta
Ja ja ok ok
Me gustaMe gusta